
Los Sakhnini eran la típica familia árabe cristiana de Nazaret. Su ascendencia en Nazaret se remonta a generaciones.
Celebraban la Navidad y la Pascua como los demás árabes cristianos de su ciudad. El padre, Bishara, era barbero y la madre, Sarah, cosmetóloga. Criaron a sus tres hijos sanos y llenos de energía en un apartamento en la cima de una colina, cerca de donde José y Miriam criaron a Yeshua.
La vida era buena; pero luego llegó el año 2007. Bishara fue traicionado por un amigo cercano. Las amistades en la cultura árabe son muy fuertes, por lo que la herida caló hondo.
Al tiempo que Bishara vivía esa situación, supo que le habían dado un mes de vida a la esposa de su hermano – se estaba muriendo de cáncer. Fue una época sombría para Bishara. En medio de todo esto, su esposa, Sarah, descubrió que estaba esperando a su cuarto hijo.
Un pastor local de Haifa se hizo amigo de Bishara y comenzó a enseñarle acerca de la Biblia y las enseñanzas de Yeshua sobre el perdón. Dado que ser un árabe cristiano es puramente una identidad cultural con la que uno nace, Bishara nunca había oído esas enseñanzas. A pesar del dolor, Bishara perdonó a su amigo y recibió un verdadero perdón por sus propios pecados.
Animado por la nueva libertad que había experimentado al nacer de nuevo, Bishara le contó al pastor sobre la otra situación que pesaba en su corazón: su cuñada se estaba muriendo. Juntos, el pastor y toda la familia de Bishara (incluso sus tres hijos preadolescentes) acordaron ayunar durante tres días. En respuesta a la oración, su cuñada salió del hospital completamente curada y está sana hasta el día de hoy.
Poco después, Sarah tuvo a su bebé. Cuando nació, el cordón umbilical del pequeño tenía un nudo, bloqueando completamente el flujo de oxígeno y sustento. Las enfermeras, sin saber cuánto tiempo había estado allí el nudo, se asustaron y de inmediato enviaron al bebé para que le hicieran pruebas. El nuevo integrante de la familia estaba total y completamente sano.
Bishara, Sarah y sus tres hijos, Adeeb, Eliya y Yazid, se sumergieron en las Escrituras con un hambre insaciable y con curiosidad por el Dios que tenía tal poder y bondad. Luego, colectivamente como familia, entregaron sus vidas enteramente a este Dios.
Bishara y Sarah Sakhnini y sus cuatro hijos posan para un selfi en la calle Ben Yehuda en Jerusalén.
¿Ya no se los considera cristianos?
Estos eventos hicieron grandes olas en su comunidad. Ser cristiano en Nazaret significa principalmente que no se es musulmán. Ayuno, perdón, milagros… esa era una cosa totalmente diferente. Sus vecinos árabes cristianos ahora consideraban a los Sakhnini nacidos de nuevo como miembros de una religión completamente diferente. En la ciudad donde Yeshua creció, sus nuevos seguidores eran despreciados. Pero los Sakhnini no se desanimaron. Lo que habían experimentado era real, y hablarían de ello a quien quisiera oírlo.
Si hay algo que los Sakhnini aman es la música. Su tiempo libre era completamente dedicado a practicar cualquier instrumento que estuvieran tocando ese mes, y por supuesto, a tocar juntos.
Con el deseo de involucrarse más en su congregación, Bishara se ofreció a tocar el oud, un instrumento de cuerda del Medio Oriente, con el equipo de alabanza. A medida que sus tres hijos mayores crecieron, su excelencia en espíritu y habilidades musicales se hicieron evidentes a todos, y también comenzaron a dirigir la alabanza.
Un día, unos creyentes judíos, amigos de este pastor, visitaron esta congregación árabe, y los Sakhnini, una vez más, vieron sacudido su entendimiento del mundo. Que Yeshua sea judío no es de conocimiento común entre los árabes cristianos nominales, pero los Sakhnini lo habían aprendido al estudiar las Escrituras.
Sin embargo, ¿desde cuándo los judíos creían en Yeshua?
Creyentes árabes y judíos se encuentran
Yo (Shani) crecí en Israel adorando junto a algún creyente árabe ocasional, y mis padres siempre apoyaron una congregación árabe. Pero hace poco más de una década, los creyentes en Israel comenzaron un esfuerzo concertado para lograr la unidad entre los creyentes judíos y árabes nacidos de nuevo a mayor escala.
Lento pero seguro, se hicieron conexiones entre pequeños grupos de creyentes en varios lugares de la tierra. Cuando hacían reuniones y conferencias públicas, el público secular siempre quedaba fascinado. Vernos cantar y bailar juntos, y adorar al mismo Dios, era fascinante para los forasteros y siempre provocaba preguntas.
A medida que se desarrollaban las relaciones, se realizaron encuentros integrados en todo el país. Los tiempos de adoración en hebreo, inglés y árabe eran hermosos y alentadores, ya que no hay mayor testimonio para el judío incrédulo del poder absoluto de Yeshua, que ver a un árabe recibirlo como el pueblo de su Salvador.
Aún así, queríamos más que solo adorar juntos en un culto. Fundamos la Iniciativa de Adoración de Israel porque creemos que realizar y exportar la adoración al Dios de Israel es uno de los llamados más importantes y poderosos que tiene Israel. Por lo tanto, el desarrollo de músicos y compositores calificados es esencial para este llamado.
Queríamos que estas mezclas de sonidos de adoración árabes y judíos llegaran a las calles. Pero encontrar músicos árabes que tuvieran habilidades musicales de primera categoría para grabar en un estudio no sería fácil.
¡Los encontré!
“¡Los encontré! ¡Están en Nazaret!”. Aún recordamos el día en que un compañero músico israelí dijo estas palabras. Había conocido a tres hermanos árabes que dirigían el culto en su congregación en Haifa. Eran jóvenes, pisando los veinte, pero su talento bruto era evidente y su compromiso para sobresalir en la música era incuestionable.
Les pedimos que vinieran para un proyecto de grabación. La primera vez que los hermanos Sakhnini vinieron a nuestro centro de ministerio en Jerusalén y entraron en el estudio de Fellowship of Artists, miraron a su alrededor con la boca abierta. La habitación en su apartamento dedicada a los instrumentos tenía “impresionantes” 25 metros cuadrados. Allí guardaban unos 15 a 20 instrumentos, desde varios instrumentos étnicos hasta guitarras y violines, una batería y hasta un piano. Nuestro centro de grabación en Jerusalén es de 610 metros cuadrados, dedicados por completo a crear y grabar música para glorificar a Dios.
Como Nazaret estaba a dos horas de distancia, durmieron en el estudio. Hasta entonces no sabíamos mucho sobre ellos, pero se aprende mucho de las personas cuando se pasan varios días intensos trabajando juntos. Fueron unos reales caballeros. Mantuvieron su habitación más limpia de lo que creía posible para tres chicos. Nos agradecieron por cada detalle que hacíamos por ellos como si no pudieran creer lo que estaba sucediendo. Cuando vi a su madre meses más tarde, pensé en sentarme con ella y pedirle consejos para criar a mis hijos.
En los años siguientes, vi a los hermanos aparecer en varias conferencias locales y eventos de alabanza. Su estilo musical le dio un estilo étnico único a la música más occidental de las congregaciones judías locales. También fueron invitados a tocar con una banda israelí que realizó una gira por todo Estados Unidos y Canadá llamada Miqedem. Esta banda exploró todo tipo de ritmos y sonidos étnicos y cantaba los Salmos hebreos con esa música.
Los hermanos también tocaron en la primera canción escrita en inglés que publiqué, llamada “Sapphire Skies”. Hablamos largo y tendido camino al desierto para filmar el video musical de la canción. Allí compartieron su deseo de alcanzar Oriente Medio con canciones en árabe. Querían que su música llegara a países islámicos como Irak, Siria, Arabia Saudita y Egipto con el Evangelio, y por supuesto, a nuestros propios millones de musulmanes que viven bajo la soberanía de Israel.
Se ha encendido una luz brillante en Galilea
En Galilea de los gentiles. El pueblo que andaba en tinieblas vio gran luz; los que moraban en tierra de sombra de muerte, luz resplandeció sobre ellos. Isaías 9:1-2
Aunque hoy en día Nazaret es completamente árabe, los judíos suelen frecuentar sus negocios y restaurantes. Cuando simpatizantes de Hamas intentaron venir y suscitar pasiones contra Israel, el alcalde de Nazaret los echó. Aún así, antes de que comenzara la segunda intifada en 2000, Nazaret estaba compuesta por un 80% de árabes cristianos. Hoy en día, la ciudad cuenta con un 70% de musulmanes y tan solo un 30% de cristianos. Incluso en su condición nominal, los árabes cristianos israelíes sufren la naturaleza dominante de la cultura islámica.
Siendo que el Islam domina las naciones árabes, hay muy poca música en árabe que canta la gloria del Dios de Israel. El año pasado les ayudamos a grabar “Oh Santa noche” en árabe porque incluso la música de Navidad es difícil de encontrar en este idioma. Nos dimos cuenta de que aunque estos hermanos habían servido con gusto a su congregación árabe local y a muchos grupos judíos, llevaban dentro de sí un sonido y un llamado propios. Ya era hora de que su voz fuera oída.
Los hermanos Sakhnini han compilado una docena de canciones; algunas originales y otros himnos árabes antiguos, y costará unos US$ 20.000 completar este proyecto. La música es una herramienta que ha demostrado poder llegar a los lugares más difíciles de alcanzar, y los lugares a los que quieren llegar suelen ser peligrosos para quienes llevan el Evangelio.
Sin embargo, aquí, desde el Israel democrático, esta familia árabe-israelí puede llegar a millones en los países islámicos circundantes.
¿Se uniría a nosotros para permitir que Nazaret vuelva a ser una luz que llegue a Oriente Medio con el mensaje de perdón y libertad?
“Impulsando la música de adoración en árabe.”
Su donación a este proyecto permitirá a los hermanos Sajníni grabar su música y llevarla a la vasta población existente de árabes en Israel y el Medio Oriente.
Visite la página de Facebook de los hermanos Sakhnini usando este link: www.facebook.com/SakhniniBrothers