El poder del perdón

Una de las mejores medicinas que Dios me ha dado en esta vida y que me ha hecho una mujer más plena, es haber encontrado el perdón. Al perdonar una ofensa, nos aparatamos de la amargura, nos desprendemos de un deseo de venganza, obtenemos paz absoluta y seguimos el ejemplo de Jesús perdonando a nuestros ofensores.

En la biblia encontramos muchos versículos que hablan acerca del perdón, uno que específicamente nos enseña acerca de cómo pensaba Jesús sobre el perdón se encuentra en Mateo 18: 21-22.

Entonces se le acercó Pedro y le dijo: Señor, ¿Cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete? Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete.  

A finales del año 2017 varios acontecimientos ocurrieron en mi vida, uno de ellos fue la partida física de mi papá, quien desde que yo tenía 18 años, se había convertido en mi padre y madre, hoy entiendo que con su viaje hacia la eternidad, he tenido que revaluar algunas cosas de mi vida.

Mi padre Gerardo Pozo fue un hombre muy conocido en nuestra querida Maracaibo, Venezuela el impactó la vida de un sinnúmero de personas con sus clases de locución, predicando en diferentes partes del mundo y con sus programas de radio y televisión. Cuando él murió pasó una película por mi mente, me invadieron sentimientos de soledad, tristeza y desesperanza a pesar de todas las muestras de afecto y apoyo de mi esposo, mi hija, mis hermanos, mis cuñadas, mis tías, primos, amigos, familia y personas del medio.

Decidí usar mi tiempo de tristeza para honrarlo, me dediqué a leer y contestar cada mensaje, a compartir los artículos y otras tantas cosas que podía hacer para ayudar en la distancia.

A pocos días de la partida de mi padre una persona a la que admiro me invitó a comer, una reunión que no estaba en mi agenda, pero si en la de Dios. En el transcurso de nuestra conversación hablamos de tantas cosas y casi al final le comenté: “MI FAMILIA Y YO ESTAMOS ASITIENDO A OTRA IGLESIA” Ese fue otro acontecimiento significativo del 2017. En mi comentario añadí “No tengo la más mínima idea de lo que Dios quiere mostrarme con el tema del perdón que estamos estudiando.” Mi asombro fue que la persona me dijo: “Tú tienes que perdonar a tu mamá.” Tema que para mí ya parecía olvidado y en el cual no pensaba que tuviese algún resentimiento hacia mi mamá o necesidad de perdonar.

Sin darme cuenta Dios venía trabajando conmigo en relación al perdón, en el 2016 leí varios libros, en dos de ellos se hablaba acerca del perdón, con dos escenarios totalmente diferentes. ¿Y Si Comenzamos de Nuevo? de Susana y Ricardo Rodríguez, fue uno de esos libros, en ese momento pensé que valientes y obedientes fueron los autores al contar su historia, yo aún luego de tantos años no me atrevía a contar sobre lo que había ocurrido en mi vida y aun me avergonzaba cuando alguien se acercaba a ese tema. Le expresé a Susana que mi admiración y respeto hacia ellos había crecido luego de leer el libro.

El segundo libro en cuestión fue Corazón Pródigo de Christine D’Clario, me impactó y lloré mucho en la parte que ella visitó el lugar donde están los restos de su padre y le dijo que lo perdonaba. Por esos días que leí el libro, Christine estaba en Orlando y realizamos un trabajo juntas, le dije: “Sabes que yo nunca fui al cementerio luego de haber enterrado a mi madre, ni siquiera recuerdo que dice en su lápida.” Por primera vez le comenté a alguien fuera de mi círculo lo que había ocurrido con mi madre.

En obediencia luego de aquel almuerzo con mi amiga Linda Hegwood y recordando el impactó de esos libros que hablan acerca del perdón…

Dije en voz alta: “MAMI TE PERDONO POR HABERTE SUICIDADO, POR HACERME SENTIR LA JOVEN MAS INFELIZ Y AVERGONZADA DEL UNIVERSO, POR OBLIGARME A MADURAR Y CONVERTIRME EN LA MADRE DE MIS DOS HERMANOS MENORES DE 5 Y 10 AÑOS, TAMBIEN LE PEDI PERDON POR NUNCA HABLARLE A MI HIJA DE ELLA Y POR NO INCLUIRLA EN NUESTROS RECUERDOS FAMILIARES.”

Mi madre por años sufrió de depresión estuvo en diferentes tratamientos y en el año 1999 se suicidó, cuando ocurrió ese fatídico suceso no se conocía mucho acerca de los efectos de la depresión, luego nos enteramos que en su familia habían ocurrido otros casos de suicidio de lo cual ella nunca habló. Quedamos huérfanos de madre cuatro hermanos, vivimos las consecuencias de un suicidio, el señalamiento y con un padre que no sabía cómo seguir hacia adelante con una vida hecha pedazos y unos hijos que educar.

A partir de mi declaración en voz alta no sentí nada diferente, pensé bueno ya lo hice fui obediente, hice una llamada en conferencia con mis tres hermanos y les conté lo que había hecho para que ellos también lo hicieran. Siempre nos habían hablado de las maldiciones generacionales, que rompiéramos las cadenas del suicidio, pero nunca nadie nos había dicho que perdonáramos a nuestra madre. El suicidio de mamá marcó nuestras vidas, en mi caso años más tarde decidí irme a vivir a Puerto Rico para dejar eso en el pasado.

Desde hace dos años he estado visitando doctores de toda clase, a causa de unos dolores en un pie, trataron diferentes cosas para mejorar mi dolor pero todo fue en vano.

Unos días después de haber perdonado a mi mamá me di cuenta que el dolor había desaparecido. Le dije a mi esposo Carmelo, ya no me duele el pie…

El perdón trajo sanidad y liberación a mi ser, tú también puedes ser liberado, pídele a Dios que te muestre a quien debes perdonar o a quienes debes pedirle perdón.

Por: Tatihana Pozo – Directora Ejecutiva Contexto Media Group

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