¡Estamos expandiendo nuestra carpa!

Nací y me crie en Israel a finales de la década de los setenta, hija de padres inmigrantes judíos estadounidenses. Aquellos que nacimos en esas décadas fuimos, tras dos mil años, la primera generación de judíos en nacer en Israel y criarse como creyentes en Yeshúa. Es probable que tan solo hubiera una docena de nosotros.

Mis padres tenían una muy buena vida allí en Estados Unidos. Entre títulos universitarios, el cumplimento de la ley y el servicio militar, una variedad de logros deportivos —que incluyen una temporada en la Liga Nacional de Fútbol Americano—y bastante tiempo dedicado a la actuación y realización de películas, lograron en su juventud lo que a algunos les toma toda una vida alcanzar.

Fue entonces cuando se mudaron a Israel y comenzaron de cero.

Quiero aclarar que fue mi madre quien llegó primero, casi diez años antes que mi padre. Ella vivió en un apartamento en Jerusalén y trabajó como periodista y realizadora de documentales. Una hermosa rubia soltera en un mar de hombres del Oriente Medio. Es probable que bastaran unos pocos minutos para que estos hombres comprendieran que mi madre no era del tipo con la que se podía jugar, pero aun así debió soportar esos primeros instantes.

Shira conversa con David Ben Gurión, el primer ministro de Israel.Shira conversa con David Ben Gurión, el primer ministro de Israel.

Mi madre tuvo la oportunidad de conocer a todos esos personajes famosos que, hoy día, solo podemos descubrir a través de la lectura, como Ben Gurión (el primer ministro de Israel) y Ehud Ben Yehuda (el hijo de Eliézer Ben Yehuda, padre del idioma hebreo moderno). Incluso pudo mostrarle a Golda Meir, la primera mujer en asumir el cargo de primer ministro, una película que ella misma produjo y que se titulaba Dry Bones. La película trata acerca de la visión de Ezequiel sobre los huesos secos y examina las Escrituras a la par que recorre la historia de la restauración física, y luego espiritual, de Israel. Al finalizar la película, Golda y mi madre intercambiaron unas palabras:

—¿Cuáles versos de la película pertenecen al Tanaj(Viejo Testamento) y cuáles al Nuevo Testamento del cristianismo? —preguntó Golda.

—Todos los versos son del Tanaj —respondió mi madre.

Después de años de buscar por todo el país, mi madre encontró solo un puñado de creyentes judíos. Sin embargo, mientras el «Movimiento de Jesús» se propagaba como reguero de pólvora en Estados Unidos y les cambiaba la vida a muchos judíos estadounidenses, mi madre voló hacia allí para pedirles a los creyentes judíos que salieran del exilio y regresaran a su patria. Una de las personas que se conmovió ante este pedido fue mi padre, que prometió volver pero solo por un año. Se comprometieron durante los primeros seis meses.

La crianza de cada uno no podría haber sido más diferente. Mi madre era la mayor de tres hermanos, sus padres eran ministros que se transportaban en una casa rodante color plata para predicar en carpas de reunión por todo Estados Unidos. Ellos, Gordon y Freda Lindsay, se harían conocidos por ser los fundadores de la revista Voice of Healing(La voz de la sanación)  y del Christ for the Nations Institute(Instituto Cristo para las Naciones).

Ari recibe un premio a la excelencia en atletismo. Ari recibe un premio a la excelencia en atletismo.

Mi padre, por otro lado, fue separado de sus padres y de sus seis hermanos cuando tenía 2 años. Pasó toda su infancia en un internado de estilo militar. A los 12 años ni siquiera recordaba haber salido del internado en algún momento. Al pasar el tiempo, fue a la universidad, se graduó con honores, practicó deportes de manera profesional, fue parte de las fuerzas armadas estadounidenses y se desempeñó como subalguacil de Los Ángeles. Gracias a un encuentro al azar con un director de Hollywood, mi padre terminó interpretando esos mismos personajes en la televisión. Los fines de semana, asistía a la congregación de Jack Hayford y también a una pequeña sinagoga judía mesiánica.

Un trascendental fin de semana, mi madre voló para hablar sobre Israel en la congregación de Jack Hayford y conoció a mi padre. Él pensó que el vestido amarillo que ella usaba era horrible, pero todo fue mejorando de allí en más. Esto sucedió hace más de cuarenta años.

Mis padres vivieron en un apartamento al norte de Tel Aviv hasta que un día encontraron abarrotados en su buzón veinte mil francos suizos con una nota que decía: «Para Ari y Shira, siervos del Dios Altísimo». Con ese dinero, pudieron alquilar una casa grande donde comenzaron un grupo hogareño de oración. Tiempo después, compraron una parcela de tierra y construyeron un ministerio y hogar en el medio de los campos de cultivo cerca de Tel Aviv. Ellos continuaron hasta instalar en el sótano de aquel edificio la primera congregación religiosa de habla hebrea de Israel. Dos pisos por encima del sótano, se encontraba la que fue mi habitación durante mi niñez y adolescencia.

Ari y Shira en el desierto israelí con sus dos pequeños hijos, Ayal y Shani.

Ari y Shira en el desierto israelí con sus dos pequeños hijos, Ayal y Shani.

YO

Mis primeros recuerdos nítidos son de cuando asistía a la escuela primaria. Viene a mi mente mi profesora de segundo grado cuando me sacó de la clase y se sentó conmigo en una mesa del corredor para que pudiera explicarle qué quise decir cuando les dije a mis amigos que yo había nacido dos veces.  El hebreo moderno era nuevo para todos. Es decir, no existía una terminología conocida que nos permitiera comunicar cosas espirituales; no había una forma sencilla de describir lo que era «nacer de nuevo».

Nuestro pueblo era secular y conservador. Eso significaba que los habitantes del lugar llenaban las sinagogas durante las vacacionesy había un respeto general por la existencia de Dios. No obstante, si querías manejar en Shabbat o, digamos, creer en alienígenas, no estaba mal. Y así era como mis amigos nos veían a nosotros, los judíos que creíamos en que Yeshúa era nuestro Mesías prometido.Para ellos, lo que creíamos era una locura, como los alienígenas. No lo entendían, pero como les agradábamos tampoco lo cuestionaban.

Los comienzos de la congregación que Ari y Shira instalaron cerca de Tel Aviv. Fue una de las primeras congregaciones del país en hablar hebreo.Los comienzos de la congregación que Ari y Shira instalaron cerca de Tel Aviv. Fue una de las primeras congregaciones del país en hablar hebreo.

Nuestra casa siempre estaba repleta de gente. Los viernes a la noche, las «cenas del Shabbat» parecían incluir siempre a alguien nuevo e interesado en esta extraña «nueva» creencia, que el dios cristiano, Yeshúa, era de algún modo judío, y que un Dios infinito podía habitar un cuerpo humano.

Y luego estaban aquellos que se quedaban a dormir, a veces una semana, a veces unos meses. Eran los que tenían al inglés como idioma materno. Casi todos eran judíos estadounidenses que emigraron a Israel y que necesitaban un lugar donde asentarse para aprender el sistema local y luego independizarse. Como mis padres participaron en esto desde sus comienzos, puedo decir con seguridad que ellos, de una manera u otra, ayudaron a la mayoría de las personas que hoy forman parte de la comunidad judía mesiánica de Israel y también facilitaron muchas de las cosas que hoy suceden en ella. 

Mientras mis padres estaban ocupados siendo los primeros en idear cómo sería la incipiente comunidad mesiánica israelí, yo estaba ocupada siendo pionera en el arte de crecer como una israelí mesiánica nativa. Mi hermano también sufriría el dolor de pertenecer a los primeros años de Israel, ya que el sistema escolar público malinterpretó sus síntomas de dislexia y TDAH y se los atribuyó a un bajo coeficiente intelectual (Él es, en la actualidad, presidente de una compañía de nanobiotecnología, solo digo).  

Para el verano de 1988, la congregación de nuestro sótano era una de las cosas más emocionantes que habían sucedido en la zona de Tel Aviv. Crecía cada vez más, y los servicios estaban tan llenos que las personas terminaban esparciéndose hasta el patio. No obstante, mis padres, que venían de familia de médicos, de escritores y de inventores, no podían seguir ignorando los problemas de aprendizaje de mi hermano. Priorizaron la familia, dejaron la congregación a cargo de nuevos líderes, y todos volamos a Estados Unidos en busca de ayuda para él.

Para finales de la década de 1980, la congregación estaba tan repleta de gente que las personas debían sentarse en el patio. Para finales de la década de 1980, la congregación estaba tan repleta de gente que las personas debían sentarse en el patio.

Hasta ese momento, yo jamás había estudiado en otro idioma que no fuera hebreo. Aprendí a hablar y a escribir en inglés durante ese verano que nos mudamos a Estados Unidos. Pasé a cuarto grado después de dos meses de aprender a leer y a escribir. No tardé mucho en perder mi acento israelí y me oía como cualquier otra estadounidense. Me dijeron muchas veces la frase «ya deberías saber que está mal»en los dos años que vivimos allí. Creo que pasé al menos la mitad de mis recreos parada contra la cerca para pagar los crímenes que «debería saber que están mal», aunque pocas veces supe en qué me había equivocado.  

Regresamos a Israel justo a tiempo para nuestros masivos Bar y Bat Mitzvahs que se atrasaron un poco debido a los misiles que Saddam Hussein lanzó sobre Tel Aviv durante la guerra del Golfo. No puedo mentir y decir que los siguientes diez años fueron fáciles, pero sobrevivimos. Conocí a Kobi en la Universidad Bíblica. Dos años después, nos casamos y nos mudamos a Israel.

Ari y Kobi en la celebración del nacimiento del primogénito de Kobi y Shani.

Ari y Kobi en la celebración del nacimiento del primogénito de Kobi y Shani.

KOBI

Kobi nació en Dallas, Texas, mientras su padre, Jay, obtenía su doctorado en el Seminario Teológico de Dallas. En ese entonces, se les advirtió que no se juntaran con aquellas personas que andaban por los caminos del país; ya saben, las personas de Cristo para las Naciones. A Jay le causó mucha gracia que, años después, su hijo se casara con la nieta de los fundadores.

Kobi pasó la mayor parte de su infancia, junto a su familia, en Selma, Alabama, donde su padre inauguró la primera congregación interracial de la ciudad. No fue una experiencia sencilla, pero le brindó a Kobi una afinidad y un profundo amor por los afroamericanos.

Fue trompetista de jazz durante la universidad, aunque también tocaba la batería en una banda que tenía fuera de allí. Su banda comenzaba a hacerse conocida y su empresa constructora estaba despegando cuando respondió al llamado de ir a la Universidad Bíblica. Vendió todo para poder pagarla. Esa decisión cambiaría su destino para siempre: pasaría de colocar tejas y pisos bajo el caluroso sol de Alabama a, bueno, servir como ministro en el abrasador sol del Oriente Medio.

Kobi se mudó a Israel en 1999 cuando se casó con Shani, y ha predicado sobre Israel en Europa, América del Sur y África. Kobi se mudó a Israel en 1999 cuando se casó con Shani, y ha predicado sobre Israel en Europa, América del Sur y África.

En definitiva, Kobi se adaptó muy bien a la cultura, una donde las mujeres son feroces y los modales no abundan; algo que era todo lo contrario a su crianza sureña.

Los habitantes de Israel no tardaron en aceptar a Kobi y, a pesar de que no tenía ningún puesto oficial como líder congregacional,  acudían a él para orar y pedirle su consejo en momentos de adversidad. Si bien las mujeres suelen ser las más activas en la congregación, Kobi tenía una forma de inspirar a los hombres que lo rodeaban para que, antes de ir a trabajar, se acercaran a los encuentros de oración matutinos y buscaran a Dios. También armó un equipo fiel de personas que se quedaban después de los servicios a orar por su prójimo y ver milagros. Y dado que siempre estábamos en contacto con otras líneas ministeriales, no era raro que a Kobi lo reclutaran de otros ministerios para encabezar sus proyectos.

MAOZ Y YO

Durante toda mi infancia, estuve involucrada con Maoz Israel. Al principio, solíamos enviar el boletín de Maoz Israel directamente desde Israel, así que ayudaba a armar los sobres con los boletines doblados en su interior y los enviaba. Me sentaba en la oficina, iba a todos los viajes del ministerio y bailaba en las reuniones. Al crecer, ayudé con los gráficos y cantaba en el equipo de adoraciónde la congregación.

Maoz siempre tuvo como objetivo llegar a los israelíes. Mis padres fueron tenaces al respecto. Si apuntabas a los hablantes de inglés, podías llenar con facilidad las reuniones ya que siempre había un flujo constante de visitantes y voluntarios que se quedaban por uno o dos años. Ahora, si mirabas diez años atrás, cuando los visitantes iban y venían, no tenías mucho impacto en los nativos del lugar. Es por eso que, siendo fiel a lo que siempre supe que era importante, cuando Kobi y yo fundamos nuestro propio ministerio, Yeshúa Israel, decidimos centrarnos en la difícil, pero a fin de cuentas fructífera, tarea de llegar a los israelíes locales.

Fundamos Yeshúa Israel a principios del año 2000 cuando Maoz Israel estaba centrado en libros impresos, actividades congregacionales y conferencias de unidad nacional, entre otras cosas. Kobi y yo sentíamos la profunda responsabilidad de ver a jóvenes músicos israelíes realizarse dentro y fuera del contexto de los servicios de adoración semanales. Mientras nuestra familia crecía, también lo hacían las solicitudes donde se nos pedía que compartiéramos cómo ejercíamos el ministerio y educábamos a nuestros hijos al mismo tiempo. Es así como la adoración y la familia se convirtieronen los dos objetivos principales de Yeshúa Israel. Sin embargo, debo decir que lo mejor de haber fundado Yeshúa Israel fue encontrar gente que tenía la misma pasión que nosotros por Israel y que disfrutaba de nuestro enfoque genuinamente israelí, a menudo franco y menos formal, en materia de ministrar.

Pasamos casi veinte años desarrollando Yeshúa Israel. Escribimos música, ayudamos a que otros la escribieran y grabamos cualquier canción de calidad que pudiéramos encontrar. Ayudamos a familias en situaciones terribles y guiamos a las personas a través de los procesos. Viajamos y conocimos personas de todas partes del mundo y, por supuesto, llevamos a los niños con nosotros. Descubrimos que nuestros hijos tenían el mismo, o incluso más, impacto que nosotros en los lugares que visitamos. Hemos visto a hombres adultos llorar mientras nuestros niños oraban y les contaban acerca de sus vidas. Meses después, llegarían a nosotros testimonios de sanaciones y de bebés que nacían de parejas que no podían concebir, como respuesta a las oraciones de nuestros hijos. Lo mejor de todo fue ver a la gente abrazar la idea de construir un legado para su propia familia, uno que continuará, si el Mesías se demora, por muchas generaciones.

Kobi y Shani suelen viajar seguido y ejercen el ministerio en compañía de sus hijos. A menudo, dejan que sus hijos oren por las personas y que compartan y den su opinión sobre la vida en Israel.

A menudo, dejan que sus hijos oren por las personas y que compartan y den su opinión sobre la vida en Israel.

Kobi y Shani suelen viajar seguido y ejercen el ministerio en compañía de sus hijos. A menudo, dejan que sus hijos oren por las personas y que compartan y den su opinión sobre la vida en Israel.

MAOZ Y NOSOTROS

Tan pronto como terminó la Guerra del Golfo, Ayal y Shani celebraron juntos su Bar y Bat Mitzvah.Tan pronto como terminó la Guerra del Golfo, Ayal y Shani celebraron juntos su Bar y Bat Mitzvah.

Con el paso de los años, y al ver a mis padres construir un ministerio que impactó en gran parte del cuerpo de creyentes a lo largo de Israel e incluso, de forma secreta, en zonas del Oriente Medio, no podía dejar de pensar en el futuro. Vi a ministerios internacionales multimillonarios venir aquí y tirar su dinero en vano mientras intentaban construir su propia marca. Se desmoronaban tras uno o dos años porque no hay éxito a largo plazo sin la ayuda del cuerpo local o de las oraciones del cuerpo de creyentes a nivel mundial.

Kobi y yo vimos a mis padres resistir maremotos de oposición y sobrevivir el remolino de desafíos que trae aparejado el éxito. Pasaron décadas construyendo algo sólido y estable, y quería ver todo ese arduo esfuerzo dar sus frutos dentro de unos cuantos años.

Para ser sincera, no conozco a nadie de mi familia extendida que se haya jubilado. Nos impulsa un sentido de responsabilidad intrínseca que nos impide disfrutar la idea de pasar nuestros años de vejez en un sillón. Mi abuela tenía 90 años cuando se jubiló de modo oficial. En la práctica, esto significaba que podría vivir del seguro social y hacer su trabajo desde casa. Cuando pasó a la eternidad, su escritorio todavía estaba plagado de pilas de libros y de papeles que le faltaba revisar.

Aún, las Escrituras hablan de un tiempo donde aquellos que ejercieron el ministerio y luego cesaron en sus funciones pueden ayudar a las generaciones más jóvenes de ministros. (Números 8:24‑26). Y así, con mucha oración, consideración y consenso unánime por parte de todos los líderes de Maoz Israel, del consejo de ancianos, del propio consejo de Yeshúa Israel y de los asesores, Kobi y yo haremos la transición para convertirnos en los futuros líderes de Maoz Israel. En este proceso, fusionaremos todas las actividades y los miembros del equipo de Yeshúa Israel con el equipo de Maoz Israel. Es decir, ahora formas parte de una familia todavía más grande de personas que aman y apoyan a Israel.

En las montañas de Jerusalén, Kobi y Shani celebran el Bat Mitzvah de su segunda hija, Lahav, en compañía de Ari y Shira.

En las montañas de Jerusalén, Kobi y Shani celebran el Bat Mitzvah de su segunda hija, Lahav, en compañía de Ari y Shira.

El proceso se está desarrollando sin contratiempos y está haciendo que todos nuestros proyectos avancen más rápido. La Comunidad de Artistas ahora no solo incluye el desarrollo de la adoración israelí moderna, sino también el proyecto «Music Making for Kids»(«Haciendo Música para los Niños»), de Maoz Israel, que capacita a los niños para que desarrollen sus habilidades vocales y musicales. Nuestra propia iniciativa Israel Family Initiativese unirá con IstandwithIsrael.com a fin de tener todo un comité financiero y más recursos destinados a llegar y tender la mano a familias e individuos que estén pasando por una situación difícil.

Continuaremos desarrollando la adoración israelí y viajaremos a tantos lugares como nos sea posible para ejercer el ministerio con nuestra familia.

El equipo de Maoz Israel/Yeshúa Israel ahora tiene en su personal a dieciséis israelíes locales y también a miembros de seis filiales en Irlanda, Canadá, Alemania, Reino Unido, Brasil y Estados Unidos.

De ahora en más, continuaremos comunicándonos contigo como Maoz Israel. Ten la seguridad de que todavía estamos íntimamente involucrados en las cosas que son importantes para ti y para nosotros.

¡Nuestras carpas se expanden y estamos ansiosos de seguir contigo en esta aventura de ver a todo Israel salvo!

Fuente: Maoz-Israel Español http://www.maozisrael.es/

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