
Con franqueza y mucha valentía, Jessie confiesa que vivió atrapada a una adicción sexual durante trece años, siendo una víctima silenciosa de su propio pecado. Vivía una doble vida, donde la vergüenza dominaba sus emociones y le robaba el gozo de vivir en libertad.
Desde la portada del libro, la autora deja al descubierto algunos de los pecados ocultos con los que batallan muchas jóvenes: pornografía, drogadicción, bulimia, masturbación, trastornos alimentarios y relaciones con personas del mismo sexo, entre otros.
A través de testimonios y sus propias experiencias, Jessie revela las problemáticas que viven las jóvenes de hoy, y las alienta a hablar de los pecados, con los que tal vez estén luchando, motivándolas a buscar ayuda de la manera adecuada.
El libro está dirigido a jovencitas de 12 a 17 años de edad, pero también es ideal para padres y mentores que pueden utilizar las preguntas de discusión al final de cada capítulo para reflexionar y fomentar el diálogo sobre temas que las chicas piensan que deben callar.
Como madre de dos jovencitas, Jessie conoce los retos que afrontan los padres de hoy en día. Por eso los invita a leer este libro con sus hijas, de modo que puedan entender mejor los problemas que las agobian, y las ayuden a evitar los pecados y la vergüenza que mantiene a muchas en la esclavitud.
«Como guardianas de la pureza de nuestras hijas, tú y yo debemos navegar por un laberinto de medios de comunicación, amigas y otras influencias dañinas en potencia y enseñarles a nuestras chicas cómo pensar, actuar y amar a Dios por sí mismas», puntualizó Jessie.