Los mandamientos divertidos

A partir de mediados de septiembre de este año, las Altas Fiestas de otoño estarán con nosotros. Israel emprenderá una vez más su camino espiritual anual declarando bendiciones sobre el año nuevo en Rosh Hashaná (Fiesta de las Trompetas), reflexionando y arrepintiéndose en Iom Kippur (Día del Perdón) y celebrando y fraternizando en Sukot (Fiesta de las Cabañas).

Normalmente, a esta altura del año, nos preguntan sobre estos Días Sagrados y su significado para los cristianos. Tras aprender sobre la riqueza espiritual que se gana al celebrar estos días establecidos, la siguiente pregunta suele ser: « ¿Los cristianos pueden o deben unirse a estos aniversarios bíblicos?» La respuesta corta, de acuerdo a lo que los primeros creyentes judíos decidieron en el libro de los Hechos con relación a los creyentes gentiles, es que sí, claro que pueden; no, no están obligados.

Ya sea que jamás hayas oído hablar de estas festividades, o que conozcas muy poco de ellas y estés pensando celebrarlas por primera vez, o si perteneces a círculos sociales que las han celebrado durante años, quizás te sea de ayuda la perspectiva de Israel al respecto.

Primero, antes de sumergirte de lleno en miles de años de tradiciones acumuladas, aquí tienes dos excelentes puntos de partida:

1. Es más importante aprender antes el « por qué lo hacemos» que el «qué es lo que hacemos». El «qué» puede variar, pero el « por qué» jamás.

2. Los Días Sagrados de Dios se decretaron para que se transmitieran de generación a generación. Las celebraciones que se crearon para que los niños participen en ellas no se hicieron con el fin de tener una forma perfecta. La primera y la última de las Fiestas de Otoño son un momento de unión donde la familia y los amigos cantan, se divierten, bailan y comen. Esta es la parte de la Ley en la que Dios, en cierto modo, le ordena a Israel…¡que se divierta!

La gran mayoría de las fiestas judías conmemoran una simple historia: intentaron matarnos. Nosotros ganamos. ¡Ahora comamos! Sin duda la crisis sanitaria de este año seguirá causando estragos en las grandes comidas y reuniones típicas de las Altas Fiestas, tal como sucedió en la Pascua de este año. Aun así, hasta el momento, los judíos siempre se adaptaron a cualquier giro del destino, y esta crisis actual de seguro servirá de inspiración para nuevas e innovadoras formas de celebrar.

El camino de las Altas Fiestas de otoño comienza cuando se hace sonar el shofar para el año nuevo del calendario judío en Rosh Hashaná, también conocida como la Fiesta de las Trompetas. La fecha cambia todos los años si se usa el calendario gregoriano común, así que siempre hay que echarle un vistazo. Este año, en la víspera del 18 de septiembre, el calendario judío marcará el año 5781, que es el total de años desde la creación.

Entendiendo la necesidad de algo más que un corazón arrepentido en el Día del Perdón, los judíos ortodoxos desarrollaron la tradición de balancear una gallina sobre las cabezas de los individuos a la vez que estos renuncian a sus caminos erróneos. Luego, la matan y se la donan a los más necesitados para que la coman. Aunque no haya ningún precedente bíblico para esto, lo aleccionador que ofrece esta práctica es la consecuencia de ver morir a un animal por las elecciones que uno hizo. (Fotografía: Alamy)

Si eres muy detallista, quizás habrás notado que en las Escrituras, el primer mes del calendario judío, según la ley de Moisés, es en la primavera cerca de la celebración de las Pascuas, el mes de Nisán. Sin embargo, no hay ninguna fiesta que se asocie con ese primer día de Nisán (aparte de la habitual notación de la luna nueva), y un número suficiente de eruditos judíos decidió que, en la medida de su conocimiento, el mundo se creó alrededor de la primera semana del séptimo mes bíblico. Entonces, Rosh Hashaná se convirtió en la fiesta oficial-no oficial del Año Nuevo judío.

Si todavía piensas que no es correcto considerar la fiesta de Rosh Hashaná como el Año Nuevo judío, no te preocupes; si algo enorgullece a los judíos es nunca lograr un consenso unificado respecto a nada.

Rosh Hashaná tiene algo en común con el Año Nuevo que se festeja de modo internacional: se trata de una celebración. Se hace sonar el shofar, además de decir y cantar plegarias. Comemos las jugosas semillas de la granada como símbolo del deseo de un año fructífero y sumergimos manzanas en miel para también poder saborear las mieles de un buen año.

Entre Rosh Hashaná y Iom Kippur (Día del Perdón), los judíos celebran lo que se conoce como los 10 Días de Expiación. Mientras que en todo el mundo, la víspera de Año Nuevo es una invitación a analizar brevemente el año que termina y aquel que comienza, los judíos dedican diez días enteros a reflexionar sobre dónde estuvieron y dónde quieren llegar. Este momento de reflexión en el que muchos buscan perdonar ofensas culmina en un día de ayuno y arrepentimiento en Iom Kippur. Sin contar Rosh Hashaná, Iom Kippur es el único otro día del año en el que los judíos tocan el shofar.

Si bien es un día sagrado, Iom Kippur es mi día favorito del año para estar en Israel. Nadie conduce; todos se quedan en sus casas ya que no se trabaja, y la tierra se siente en paz. Las familias caminan hasta la sinagoga de su zona para orar, y los niños pasean en bicicleta por las muchas carreteras y vías desiertas.

Cuando vivíamos en Tel Aviv, era el único día del año en que podíamos oír el océano desde nuestro apartamento; y cuando Tel Aviv, la ciudad que nunca duerme, se vuelve lo suficientemente calma como para oír el mar, oramos porque los corazones de la gente también logren la calma suficiente para escuchar la voz de su Creador. Es una experiencia única que no vivirás en ningún otro lugar del mundo.

Como creyentes judíos, cuyos pecados perdonó Yeshúa, Iom Kippur continúa siendo un día donde reflexionamos y pedimos perdón por nuestras propias debilidades; y, por supuesto, oramos con fervor por todas las comunidades israelíes y por los judíos de todo el mundo. Oramos que al enfocar sus corazones al cielo, abran los ojos y lo reconozcan a Él, a quien han traspasado (Zacarías 12:10) para que Israel pueda recobrar su relación con Dios como individuos, y como nación.

Casi tan pronto como se pone el sol para anunciar el fin de Iom Kippur, los israelíes rompen con entusiasmo su ayuno de 26 horas mediante una buena comida. En ese momento, se comienza a oír los penetrantes sonidos de la construcción de sucás porque los judíos se están preparando para la siguiente fiesta, Sukot.

Sukot es la Fiesta de las Cabañas en la que los israelíes construyen una estructura temporal para rememorar el tiempo de los israelitas en el desierto. Esta estructura está hecha de madera o metal y cubierta con ramas de palma o bambú (es importante dejar aberturas para que se puedan ver las estrellas). El interior se decora con manualidades de los niños e infinidad de luces y otros materiales brillantes que se suelen encontrar en la sección navideña de las tiendas. Los israelíes comen allí durante los sietes días que dura la celebración, y los más devotos hasta se quedan a dormir también.

Vale la pena destacar que todos estos días conmemorativos giran en torno a reunirse y compartir comidas con amigos y familiares, incluso Iom Kippur empieza y termina con un festín. La experiencia está pensada para ser un camino colectivo, uno que nos guía a un lugar de unidad y adoración.

Las fiestas judías están diseñadas para permitir la participación de los niños. Aquí, el presidente de Israel, Rivlin, decora la sucá con niños de la escuela local. (Fotografía cortesía de la Oficina de Prensa del Gobierno)

La pregunta ahora es: si deseas ser parte de esta experiencia, ¿cómo puedes adaptar estas celebraciones a tu rincón del mundo?

1.  Recuerda el objetivo

El objetivo de las Fiestas de Dios es celebrar o conmemorar lo que Él hizo. Durante las Fiestas, se vuelve a contar la historia sobre la grandeza de Dios asociada a esa Fiesta específica. Cuando acaban, debemos partir maravillados por quién es Dios y lo que hizo, así como también entusiasmados porque nos eligió para formar parte de la historia.

Cada celebración tiene muchas canciones, plegarias y tradiciones, la mayoría de las cuales se encuentran en internet. Las tradiciones incluyen momentos puntuales para sonar el shofar, tres tipos de ramas y una fruta cítrica particular que se deben comprar, y también tipos específicos de ropa que se deben usar. No obstante, si en algún momento las tradiciones y celebraciones se vuelven una carga o crean confrontaciones con las personas de tu entorno, no has entendido el punto u objetivo.

2. Comida

Casi no es necesario decirlo, pero por si acaso no quedó claro: sin comida no hay festín. Comer juntos es una experiencia que nos acerca y se considera un acto de adoración cuando se come en unidad ante el Señor. Por eso, asegúrate de no convertir las fiestas de Rosh Hashaná y Sukot en un estudio bíblico solemne sin comida. Dicho esto, Iom Kippur es un día muy importante. En el pasado, algunas congregaciones llevaban a cabo reuniones de oración en Iom Kippur que se extendían durante toda la noche ya que el ayuno colectivo hace que la experiencia de oración sea más completa. Incluso con las restricciones actuales, puedes invitar a un familiar a orar contigo y aprovechar mejor ese tiempo que se dedica a buscar a Dios. Claro que cuando el sol se ponga, ¡no olvides romper el ayuno con un festín!

3. Una buena fiesta

Según la terminología moderna, los festines son fiestas, y las fiestas se disfrutan más con invitados, aun si este año solo puedan ser unos pocos. Si construiste una sucá, invita a tus amigos y familiares a unirse a la celebración para la hora de la comida. Entonces, adéntrate en la historia de la fidelidad de Dios a los Hijos de Israel en el desierto y cuenta por qué construiste un refugio temporal. Como familia, siempre conversamos sobre la constancia con la que Dios se mantuvo fiel a Su plan y sobre la naturaleza temporal de la sucá, al igual que la Tierra es nuestro hogar temporal. Si deseas más consejos prácticos para las fiestas, este mes ofrecemos el manual de discipulado Color Me Family. También puedes buscar canciones israelíes para tener de fondo; la mayoría son geniales para bailar, y algunas hasta son tan sencillas que pueden cantarlas a coro.

4. Ten en cuenta dónde estás

Por más emocionante que pueda sentirse construir una sucá y comer o incluso vivir en ella durante una semana, considera la seguridad y la practicidad del lugar donde vives. Muchos israelíes construyen su sucá en el patio y duermen allí. De cualquier modo, los patios no son algo habitual en Israel, y los espacios cerrados garantizan que ninguna persona que ande por la calle intente unirse a tu fiesta a las 2 de la mañana.

También debes tener en cuenta la opción de pasar la semana con amigos en un campamento. Algunos prefieren dormir en tiendas de campaña y luego comer todos juntos en una sucá cercana.

Por último, que no se te olvide estar atento al clima. Como estamos en un clima mediterráneo, con veranos y otoños largos y calurosos, rara vez llueve en esta época. Una llovizna no es problema, pero una tormenta eléctrica no es un buen momento para estar afuera.

En la víspera de Iom Kippur, los israelíes visten de blanco para simbolizar la limpieza de sus pecados; y, dado que no pueden circular autos, las calles están repletas de peatones y gente en bicicleta. Fotografía: Alamy

5. ¡No te olvides de las bendiciones!: una lección hebrea

Se han escrito muchas historias acerca de la asombrosa cantidad de judíos exitosos en todo el mundo. Desde el espectáculo a la ciencia, parece que los judíos tienen más influencia per cápita que cualquier otra etnia. Su influencia es tan notoria que durante siglos, se han difundido teorías conspirativas de que los judíos tienen un plan secreto para conquistar el mundo. Si en verdad conocieran a los judíos, sabrían que, incluso aunque lo quisieran, jamás lograrían ponerse de acuerdo en cómo hacerlo, y muchos menos cómo gobernarlo una vez que lo hubieran conquistado.

Entonces, ¿cuál es el secreto del éxito de los judíos? No existe una sola respuesta a esta pregunta, pero creo que las palabras de bendición juegan un papel muy importante.

Pese a que los Hijos de Israel al parecer son famosos por quejarse cada vez que pueden, la verdad es que los judíos tienen como hábito incorporado bendecir a Dios y a los demás. En la cultura israelí moderna, una respuesta típica a «Hola, ¿cómo estás?» es «¡Bendito sea Su nombre!», y el saludo «¡Shalom!» es declarar «paz» sobre el oyente. Las familias se reúnen cada semana alrededor de la mesa de Shabát con el objeto de alabar a Dios, y los padres bendicen a sus hijos y sus esposas. Las Fiestas y los Días Sagrados están repletos de declaraciones de bendición litúrgicas; y, aun cuando los judíos hablan de personas que han muerto, agregan: «Bendita sea su memoria».

Una fascinante verdad sobre las palabras puede perderse en la traducción de la Biblia del hebreo a otros idiomas. En hebreo, la palabra para palabra y cosa/materia es la misma. Dios creó las cosas con la palabra hablada porque Sus palabras eran en esencia materia, y lo que Él habló existió cuando Él lo habló. Viendo que fuimos creados a Su imagen y semejanza, nuestras palabras también tienen peso. Por este motivo es que se nos anima a bendecirnos mutuamente y se nos disuade de maldecirnos. Nuestras palabras importan porque nuestras palabras crean materia.

¿Alguna vez notaste que cuando escuchas a la gente hablar mal de ti, puedes sentir un dolor físico punzante o sufrir una pérdida de energía o depresión? Estás viviendo la realidad que ellos crean con sus palabras; y no, no podemos evitar que las personas critiquen, pero al igual que cuando nos bañamos para quitarnos la suciedad tras un largo día, podemos declarar bendiciones para contrarrestar sus palabras hirientes. Por suerte, las bendiciones que se dicen en nombre de Dios son más poderosas que cualquier palabra dicha con negatividad. No es ningún secreto que hay muchas personas que maldicen el nombre de Israel, pero, por suerte, nuestra nación también cuenta con muchas personas alrededor del mundo que declaran bendiciones sobre ella en el nombre de Dios vivo.

Así que, ¡no te olvides de las bendiciones! Bendice a tu familia, bendice a tus amigos, bendice a tu jefe, bendice a tus gobernantes (los hayas votado o no), bendice a tu vecino y, sobre todo, bendice a la persona que más frustración te genera.

Recuerda que, al igual que tú, todo el mundo desea que lo amen. En especial en estos días, todos están atravesando momentos difíciles, y algunos no tienen a nadie que les transmita palabras esperanzadoras respecto a su situación. Será mucho más agradable estar cerca de una versión bendita de esa persona frustrada. Por eso, bendícelos todos los días, todas las semanas, todos los meses, y doble en días festivos.

De Shani Sorko-Ram Ferguson

Fuente: Maoz-Israel Español http://www.maozisrael.es/

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