
Anatole France, escritor francés, dijo: «Todos los cambios, aun los más ansiados, traen consigo cierta melancolía». Esta frase es muy apropiada para expresar lo que algunos sentimos después de tomar la decisión de mudar el evento de Expolit al mes de septiembre a partir del año 2016. Expolit se celebró en la misma temporada de primavera por veintitrés años y, tal parece, como que falta algo.
Por años, la costumbre nos obligó a que después de las festividades navideñas, comenzara la cuenta regresiva hacia nuestra fiesta familiar anual. Los primeros meses del año estaban cargados de reuniones, eventos de producción, presiones de fechas límites, grabaciones, carreras… en fin, todo lo que amerita estar listos para lo que quizá sea el momento más importante del año en cuestión de publicidad, mercadeo y proyección.
Muchos nos preguntan por la razón del cambio, pues la opinión de que algo no anda muy bien ronda en las mentes de algunos y los lleva a realizar un juicio anticipado. Debo aclarar que mientras hay quienes se resisten un poco a la idea… la gran mayoría ha recibido el cambio con beneplácito. Algunos chapados a la antigua pueden creer que el cambio es señal de inestabilidad. ¡Nada más lejos de la verdad! Si bien es cierto que no hay necesidad de reinventar la rueda, tampoco nos vamos a negar a repararla cuando se pincha. Me atrevería a decir que resistirse al cambio necesario es señal de irresponsabilidad. En el caso de Expolit, como en el de muchas situaciones en nuestra vida, estos cambios no son ni buenos, ni malos… es indiscutible que solo son necesarios y oportunos.
Los que conocen Expolit y su historia saben que la misión y el propósito principal es ser una plataforma de lanzamiento para la iglesia cristiana. Expolit sirve como catapulta a muchísimos ministerios que causarán un gran impacto en miles de personas. Así que tomamos cada cambio, cada ajuste y cada decisión con seriedad y responsabilidad. Para continuar nuestro cometido y seguir siendo relevantes, se requiere ajustes. Entre paréntesis, hay que señalar que los cambios nunca deben ser algo impulsivo ni que los determinen presiones fuera del interés de la razón principal por la que se efectúan dichos cambios. Por lo tanto, hace falta mucha oración, así como un estudio meticuloso de las ventajas, desventajas y resultados… tal y como lo hemos estado haciendo a través de este tiempo de transición. Termino con este pensamiento del economista británico John Maynard Keynes: «Cuando las circunstancias cambian, yo cambio de opinión. ¿Qué hace usted?».
Marie Tamayo
Organizadora de Expolit
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