¿De Qué Santidad me Hablas?

¿De aquella que es producto de tu razonamiento ilógico aferrado a una doctrina arcaica del evangelio o del producto final de un proceso de transformación que inicia cuando Dios rescata por amor a un individuo que fue escogido desde antes de la fundación del mundo y lo trae a su luz admirable?

¿De qué santidad me hablas?, ¿de gente escogida por ti para pertenecer a un gremio disque “evangélico” o de personas escogidas por Dios para ser transformadas y ser de ejemplo de lo que Dios puede hacer por amor y con su poder?

Me he entrevistado con varias sub-culturas urbanas en un tiempo de investigación a fin de enriquecer un capítulo del libro que actualmente estoy escribiendo titulado “Descalificados” y el resultado de las mismas me lleno de vergüenza pero también de ánimo para seguir escribiendo sobre estas cosas.

– Yo no tengo problemas con Dios mi amigo, de hecho en 3 oportunidades intente buscarle, pero en sus iglesias no me dejaron entrar porque uso zarcillos, tengo tatuajes y mis dreadlocks no son iguales a sus cabellos santos –

Me respondió un joven de 23 años residenciado en Venezuela fanático de la música reggae, malabarista, vive en la calle desde que tiene uso de razón, nunca ha conocido a sus padres, la mitad de su cuerpo tatuado y de quien revelare más características incluyendo su nombre y foto en mi libro.

EL punto es que muchos de ellos me contaron experiencias desagradables que tenían que ver con el rechazo, y la descalificación que consiguieron en las iglesias donde intentaron buscar a Dios, cuya descalificación asignaba a que así no entraras a la iglesia y comentarios más y comentarios menos que decían Dios no te aceptara así.

La verdad es que me avergüenza seguir viendo esta clase de actitud en el pueblo de Cristo. Es como si los médicos de un Hospital le exigiesen a los pacientes que no vengan enfermos. Que el único requisito para que sean atendidos es ser sanos.

Es tiempo de entender algunas cosas Iglesia, es el Espíritu Santo quien hace que las personas procedan al arrepentimiento y quien genera cambios poniendo el querer como el hacer en los corazones según su buena voluntad.

Hombre no cambia a hombre.

Dejemos a todo el que quiera entrar, cruce confiadamente las puertas de nuestras Iglesias, una vez adentro enseñemos la Sana doctrina de la palabra de Dios y dejemos que el Espíritu Santo selle su aprendizaje,generando cambios que los lleven a la estatura del varón perfecto posición donde aún usted y yo no hemos llegado.

Dejemos que cada quien viva sus procesos de cambios encontrando en nosotros un guía y no un juez.

Héctor y Anggie de Zurita

Fuente: BibliaTodo

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