La llamada que nadie quiere recibir

20 de junio de 2025

Cuando llega esa llamada que anuncia una crisis, simplemente lo sabes. Cuando algo terrible ha sucedido y suena el teléfono, recibes una llamada en medio de la noche, y la voz al otro lado de la línea dice: “A tu mamá la han llevado de urgencia al hospital. No pinta bien”. O tu esposo, con quien estás casada hace dieciocho años, te mira desde el otro lado de la mesa y te dice: “Quiero el divorcio”.

Estas son todas situaciones de crisis. Y al igual que una tormenta en el mar, pueden golpear de la nada. Los vientos soplan, las lluvias caen y las olas gigantes amenazan con hundir tu barco. Te toman por sorpresa y no sabes a dónde ir ni qué hacer. Estás en crisis.

«Estas son todas situaciones de crisis. Y al igual que una tormenta en el mar, pueden golpear de la nada».

Leemos sobre Job, y nos preguntamos: “¿qué haría yo en esa situación? ¿cómo afrontaría esa crisis?”. Tal vez estés enfrentando una crisis en este momento y te estés haciendo esa misma pregunta: “¿Qué debo hacer ahora?”. Al igual que Job no tenía un manual de instrucciones, nadie nos entrega una guía para enfrentar los desafíos únicos que se presentan cuando la crisis llama a nuestra puerta.

A menudo nos replegamos. Nos aislamos y nos encerramos. Nos refugiamos en nuestro camarote, cerramos la puerta de golpe y la trabamos. “Yo puedo manejar esto solo”, pensamos. O tal vez, más honestamente: “no creo que yo pueda sobrellevar esto. No sé qué hacer, así que me aíslo”. Y sin embargo, lo que más necesitamos en momentos como estos es salir de nuestro propio pensamiento y zambullirnos en el poder y los principios de la palabra de Dios.

«Tenemos que comprender y aceptar que aunque Dios permite que las tormentas golpeen tu vida y la mía, Él no es el hacedor de las tormentas; Satanás lo es».

Aunque esto puede resultar difícil de entender y aceptar, culpar a Dios por las adversidades sería inapropiado. Es crucial reconocer que Satanás es el enemigo, y resistir la tentación de alejarnos de Dios por enojo o por culparlo de manera equivocada.

Incluso cuando la tormenta parezca feroz e interminable, ten la certeza de que Dios te dará la fuerza y proveerá los recursos que necesites para superarla. Tienes esta promesa bendita: “Cuando pases por aguas profundas, yo estaré contigo”.

Cree que Jesús es tu amoroso Señor y tu ancla. Cuando Jesús es tu ancla, puedes estar seguro de que Dios no es tu enemigo, está muy cerca de ti, es tu seguridad. Su gracia es suficiente para ti.

Saber que Su gracia es suficiente es la verdad que nos ancla, pero ¿cómo se vive esa promesa en el día a día? Si estás atravesando una prueba y sientes que las olas amenazan con hundirte, no tienes que navegar esta tormenta en soledad. «Un camino a través del dolor» no es una colección de teorías; es un mapa escrito desde la experiencia para ayudarte a encontrar el próximo paso.

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