Cuando la poesía se convierte en altar

16 de mayo de 2025

“Mis poemas comenzaron como oraciones.” Así resume Miguel Pagán Jr., un artista de spoken word nacido y criado en Nueva York, el inicio de un ministerio que hoy impacta vidas por medio de la poesía, la docencia y un testimonio marcado por la fidelidad de Dios.

Miguel es esposo, padre, maestro de inglés y ministro del evangelio con una voz poética que resuena en iglesias, escuelas y corazones rotos. Desde joven, creció en una familia con una fe firme en Jesús, y esa base espiritual sembró en él la semilla que más adelante florecería en forma de versos, adoración y llamado. “Empecé a escribirle a Dios como una forma de oración y adoración… esas oraciones a veces sonaban como poemas.”

En 2015, en medio de un proceso personal de crecimiento y lucha con la inseguridad, Miguel sintió que debía dar un paso al frente. “Tenía que superar el miedo y la inseguridad, y liberar lo que Dios me había dado.” Aunque había ministrado en grupo durante años, la transición al ministerio individual a través del spoken word fue un desafío que abrazó con

Su estilo es único: una fusión entre música y poesía. “Eso siempre me ha separado de otros poetas,” confiesa. Pero más allá del sonido, lo que define su obra son los temas que la atraviesan como un hilo de redención: la gracia, la lucha contra el pecado, el dolor humano y la fidelidad de Dios. Su poema “Compromise” habla de los peligros de ceder a lo que parece inofensivo, mientras que “The Test” narra su diagnóstico de diabetes a los 13 años y cómo ese proceso se convirtió en una continua rendición y superación.

Uno de los momentos más significativos en su ministerio ocurrió después de compartir justamente ese poema: “Después del evento, una niña de 13 años se me acercó.

Acababa de ser diagnosticada con diabetes. Estaba llena de miedo y dudas. Dios usó mi poesía para abrir una puerta y ministrarle. Pude orar por ella y asegurarle que Dios no la dejaría.” Para Miguel, esas experiencias le recuerdan que lo que hace tiene un propósito eterno.

El proceso creativo de Miguel es profundamente espiritual. “Muchas veces, los poemas vienen en momentos de oración o adoración. Puedo recibir un pensamiento, una imagen, un título, y de ahí nace todo.” Graba notas de voz, escribe versos en el celular, y trabaja junto a su hermano Carlos Pagán, quien produce la música que acompaña muchos de sus poemas. Así nacen obras que no solo se escuchan, sino que se sienten.

Su disciplina espiritual —oración, Palabra y adoración— son el combustible de su arte. “La Biblia me inspira profundamente. En mi segundo álbum, I Didn’t Die, tengo un poema llamado ‘Damascus’, donde uso la historia de Saulo para hablar de esos encuentros que nos transforman. Y el primer poema que escribí, ‘Mercy’, nació del texto de 2 Corintios 12, donde Pablo habla del aguijón en su carne. Dios no lo quitó, pero le dio gracia para resistir.”

No todo ha sido fácil. “Tuve que vencer mucha duda personal y el temor de escuchar mi propia voz. Me comparaba con otros poetas y pensaba que nunca sería tan creativo como ellos.” Aun hoy, cuando el enemigo intenta susurrarle mentiras, Miguel se afirma en la verdad de que su voz fue dada por Dios y que su don tiene un propósito eterno.

En cuanto a la función del spoken word en el cuerpo de Cristo, Miguel es claro: “Es una herramienta poderosa para evangelizar y discipular. Su creatividad capta la atención. A veces los incrédulos escuchan un poema antes que un sermón.”

Entre sus influencias, menciona a poetas como Jackie Hill Perry, Ezekiel Azonwu y Hosanna Wong, y aunque valora el arte, nunca sacrifica la verdad. “Cada vez que escribo, lo comparo con la Palabra. Una línea puede sonar buena, pero si no está respaldada bíblicamente, no debe estar.”

Actualmente, Miguel continúa creando, pero desde un lugar de intención y espera en Dios. “Siempre tengo algo que decir, pero también estoy rendido al tiempo de Dios para cada proyecto.” Sueña con publicar un libro, hacer una gira y ver cómo las artes urbanas cristianas siguen creciendo en la iglesia. “Me gustaría ver más congregaciones abrazar este estilo y usarlo en sus cultos.”

En sus palabras finales, Miguel deja un mensaje cargado de esperanza para los lectores: “Mi poema más reciente se titula ‘Suffering’, basado en el sufrimiento de Jesús. Él no se rindió. Nosotros tampoco debemos dejar que el sufrimiento apague nuestra esperanza. Porque nuestra esperanza es Cristo.”

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